El joven científico Victor Frankenstein, obsesionado con superar los límites naturales de la vida y la muerte, utiliza sus conocimientos de anatomía y química para crear un ser humano a partir de partes de cadáveres. Sin embargo, al darle vida, se enfrenta a la monstruosidad de su creación. Horrorizado por su propio experimento y temiendo las repercusiones de su acto, abandona a la criatura, dejándola sola y desamparada. Este rechazo social y familiar provoca que el monstruo, que había sido inocente al principio, se convierta en un ser vengativo, cuyo sufrimiento y desesperación lo impulsan a buscar la venganza contra su creador.
 
A lo largo de la novela, la criatura se enfrenta al rechazo y la hostilidad de la sociedad debido a su apariencia grotesca, lo que profundiza su aislamiento y dolor. Este dolor se convierte en su principal motor, mientras persigue a Frankenstein a través de una serie de encuentros trágicos y devastadores. Shelley presenta una reflexión profunda sobre el poder y las consecuencias de la creación, la responsabilidad ética del creador y el impacto de la soledad y el rechazo social.